De todo lo que he
sido, ser humano,
Libre, con la escasez de mis cuerdas vocales,
En los confines de Dios sobre la tierra,
He salido sin prisas, ni desprecio renovado,
Sin embargo mi triste espíritu
Estuvo de parto y desamparo.
Como un Noé del siglo actual
Aunque de paso, trasquilaron
Mis sueños y me cortaron el brazo
En mi séptimo nacimiento.
Nada hay ya, que me sujete a esta puerta
Que mi vergüenza es generacional
Con mi hermana lluvia y mi heredad.
Y es mi palabra la que sale por mi boca,
Y es mi verbo justificando mi andar,
Y es mi afán de camino que rechaza la ortiga,
el que pronuncia la bestia
mientras me devuelve los ojos.
Alcanzará la humildad que tanto he buscado,
Si acaso se levanta mi lengua
Sea por justicia arrancada
Y ni por ayuno me la vuelvan a zurcir
Porque para ladrar no es que he nacido.
Por estos días, me he ido achicando
En la oración primera del día
Y siento que si me sacrifico
A la bendición del vino y el pan
Un profundo dolor embiste mi alma
Y es como si toda mi casa
Me quitara la confianza en mi misma.
No ha sido por gusto que herí mi árbol,
Solo quise esconder mi rostro en la herida
Y me arranqué el corazón de poesía,
Porque ella se adhiere a mi paladar
Entonces va gritando por dentro
Tan fuerte que dejo de oírla
Para intentar sanar alguna vez.
Busca la paz dentro de ti,,
He llegado a creer que es posible,
Pero yo nací humillada de vida
Y se sació la luz de mi nacimiento
Y se apiadó el eterno en mi aflicción,
Pero no me enseñó como sacar el lodo de mi pie.
He faltado a mi propia fe
La que sostenía mi cuello
Y se extendía por sobre mis hermanos
Cuando mis huesos llevaban voluntad
Hoy, llevo las huellas del silicio a mi costado
Y eso que no existe tiniebla
Si mi cabeza sostiene una mentira,
Para jamás alcanzar orilla alguna,
Así en los siglos de la piedra
Arrastraré resplandor como Sísifo
Apacentando mi nación propia
En la tierra, desciendo del árbol
Y mi destino no es ir de rodillas
No comeré junto a la serpiente
Que mire y aúlle a la luna.
Y también peque de inocencia
De hija parida a destiempo.
fortifique mi Sur de tanto Norte
que quiso habitar lo mío y despojarme.
Ahora apago el bullicio de mundo
Y regreso a la voz de las alturas
Porque la paz, me clavó su bandera.